Los 25 mitos que alimentan la inseguridad y la desinformaciónTanto la falta de información como la exigencia en el rendimiento son dos grandes pilares desde donde se construyen y sostienen la inmensa cantidad de mitos y falsas creencias
-Que los hombres siempre tienen que querer.
-Que las parejas deben tener sexo tres veces por semana.
-Que es la otra persona (por lo general masculina) la encargada de dar el orgasmo.
-Que si no hay penetración no hubo encuentro sexual.
-Que a mayor tamaño del pene mayor placer.
-Que la mujer tiene menos predisposición sexual que el hombre.
-Que la menopausia es el fin del deseo.
-Que no tener deseo sexual está mal.
-Que si no hubo orgasmo algo falló.“Que el orgasmo se debe dar durante la penetración”, uno de los tantos mitos (Shutterstock)
-Que el orgasmo debe llegar en un momento determinado: si tenés pene mejor que te demores y si tenés vagina mejor que te apures.
-Que el orgasmo se debe dar durante la penetración.
-Que el orgasmo debe darse en simultáneo.
-Que los hombres son los dominantes y las mujeres deben dejarse llevar.
-Que a los hombres hay que atenderlos sino se van.
-Que la mujer debe empapar la cama.
-Que las personas mayores no tienen sexo.
-Que si no tiene erección es porque no hay deseo o porque no le gusto esa persona.
-Que menstruando no hay riesgo de embarazo.Que el orgasmo debe llegar en un momento determinado y debe ser en simultáneo (Shutterstock)
-Que retirar el pene para eyacular fuera de la vagina tampoco tiene riesgo de embarazo.
-Que la primera vez duele y sangra.
-Que existe la virginidad y que hay un momento determinado para perderla.
-Que el apogeo sexual es en la juventud.
-Que el deseo es espontáneo.
-Que es normal que duela.
-Que el coito debe durar un tiempo específico, por lo general el mayor tiempo posible, para considerarse exitoso.Todos estos mitos responden a una guión sexual que marca un camino (Shutterstock)
Estas falsas creencias responden a un modelo, a un guión social sexual de lo que “es”, o nos dicen que es, nuestra sexualidad. Se traduce en un patrón guionado sobre cómo mantener nuestros encuentros sexuales, que marca un camino, una norma.
Nos da a entender que es para todas las personas igual y que si salimos de eso algo anda mal. Al no poder cumplir con este guión las personas nos sentimos falladas, y cargamos en silencio con culpa y malestar. De alguna manera nos enseñan a buscar modelos y referentes fuera de nosotros mismos, en lugar de brindarnos las herramientas y la información para poder hacernos las preguntas adecuadas y comenzar a conocernos.
Cuanto más fomentemos un guión sexual para todos, más nos alejamos de comprender la sexualidad desde la individualidad, con la variabilidad y pluralidad que ésta implica. Porque difícilmente existan dos personas que se sientan igual, que deseen igual.